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miércoles, 3 de septiembre de 2014

¡Oído cocina!

Cada vez disfruto más cocinando, y más si me acompaña una buena música. Cada plato podría tener una banda sonora diferente según los ingredientes o la nacionalidad de la receta, pues no es lo mismo preparar una pasta italiana que un cous cous marroquí, pero esta selección de canciones anima a cualquiera cuando se coloca el delantal. Escuchadlas y veréis cómo con ritmo y cariño todo sabe mejor.

1. La Conga Blicoti, de Joséphine Baker
2. A fuego lento, de Rosana
3. Booty Swing, de Parov Stelar
4. Barcelona, de Giulia Y Los Tellarini
5. Je veux, de Zaz
6. Ojalá que llueva café en el campo.
7. Ella sabe cocinar, de Latin Pete Terrace
8. Beautiful that way, Nicola Piovani
9. Los feos pa' la cocina, de Moscovita
10. Hallelujah I Love Her So, de Ray Charles
11. ¿Dónde estás Yolanda?, de Pink Martini
12. Chicken switch, de The James Hunter Six
13. A Little Samba, de Ugly Duckling
14. Tamacun, de Rodrigo y Gabriela
15. When I was a Boy, de Biel Ballester Trio
16. Entre dos aguas
17. Saniye'm, de Selim Sesler & Idil Üner
18. Le temps de l'amour, de Françoise Hardy
19. Chicago, de Benny Goodman
20. Bistro Fada, de Stephane Wrembel
21. Tiene sabor, tiene sazón, de Ondatrópica

Y hablando de cocinar, aquí os dejo una receta buenísima que nunca falla:

RECETA DE LA FELICIDAD

1 KILO DE RECUERDOS INFANTILES
2 TAZAS DE SUEÑOS
300 GRAMOS DE TERNURA
1.5 LATAS DE CARIÑO
8 CUCHARADAS DE ALEGRÍA
1 PIZCA DE LOCURA
8 KILOS DE AMOR
3 KILOS DE PACIENCIA
2.5 BOTES DE COMPRENSIÓN
3 SOBRES DE TOLERANCIA
SONRISAS AL GUSTO

 Mézclalo todo muy bien ¡y hornea durante toda la vida!

lunes, 25 de agosto de 2014

La gente que me gusta

Me gusta la gente que vibra, 
que no hay que empujarla, 
que no hay que decirle lo que hay que hacer ni que lo haga, 
sino que lo sabe y lo hace. 

Me gusta la gente con capacidad 
para medir las consecuencias de sus acciones, 
que no deja las soluciones al azar. 
Me gusta la gente justa con su gente y consigo misma, 
pero que no pierda de vista que somos humanos 
y nos podemos equivocar. 
Me gusta la gente que piensa 
que el trabajo en equipo entre amigos, 
produce más que los caóticos esfuerzos individuales. 
Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría. 
Me gusta la gente sincera y franca, 
capaz de oponerse con argumentos serenos 
y razonables a las decisiones de un jefe. 
Me gusta la gente de criterio, 
la que no se avergüenza de reconocer 
 que no sabe algo que se equivocó. 
Me gusta la gente que al aceptar sus errores, 
se esfuerza por no volver a cometerlos. 
Me gusta la gente capaz de criticarme 
constructivamente y de frente, 
a éstos les llamo mis amigos. 

Me gusta la gente que no desfallece 
cuando de alcanzar ideas y objetivos se trata. 
Con gente como esa, me comprometo a lo que sea, 
ya que con haber tenido a esa gente 
a mi lado me doy por bien retribuido. 


Mario Benedetti

martes, 12 de agosto de 2014

Al otro lado

Anoche vi esta película germano-turca y se ha ganado una mención en el blog. Al otro lado toca muchos temas, pero sobre todo el perdón y la reconciliación, con los demás y con uno mismo.

Es profunda, triste y conmovedora. Faith Akin consigue transmitir al espectador la nostalgia, la culpabilidad y la redención de sus valientes personajes, que arriesgan en sus vidas para luchar por lo que realmente desean. Es dura, pero no busca la lágrima fácil.

Lo que más me ha gustado es lo bien urdida que está la trama y cómo Akin va conectando de manera poco previsible los pasos y las vidas de estas seis personas para darle sentido a todo el argumento.

viernes, 1 de agosto de 2014

El mejor consejo

Hoy comparto en Los mundos de Imi una carta que escribió el estadounidense Kelly M. Flanagan  a su hija sobre el amor propio. Porque me emociona cada vez que la leo, porque nuestra tarea nunca fue ni será "mantenerlos interesados" y porque es uno de los mejores consejos que un padre puede darle a una hija. Dedicado a todas las mujeres:
"Querida Cutie-Pie
Recientemente, tu madre y yo estábamos buscando algo en Google. A la mitad de escribir la pregunta, Google nos mostró una lista con las búsquedas más populares en el mundo. La búsqueda más popular en la lista era ‘Cómo mantenerlo interesado’.
Me sorprendió. Revisé varios artículos de la incontable cantidad que aparecieron acerca de cómo ser sexy y sexual, cuándo llevarle una cerveza en vez de un sándwich y las formas de hacerlo sentir más inteligente y superior.
Me enfurecí.
Pequeña, esto no es, nunca ha sido y nunca será tu trabajo -’mantenerlo interesado’.
Pequeña, tu única tarea es saber muy dentro de tu alma –en ese lugar inquebrantable que no se transforma por el rechazo, la pérdida o el ego- que tú eres digna de interés. (Si puedes recordar que todos también son dignos de interés, estarás por ganar la batalla de tu vida. Pero esa es otra carta para otro día.)
Si puedes estar segura de que vales en este sentido, serás atractiva en la manera más importante del mundo: atraerás a un chico que sea digno de tu interés y que también querrá pasar su vida invirtiendo todo su interés en ti.
Pequeña, quiero decirte algo acerca del hombre que no necesita que lo mantengan interesado, porque él sabe que tú eres interesante:
No me importa que ponga los codos en la mesa –siempre y cuando él ponga sus ojos en la manera en que tu nariz se frunce cuando sonríes. Y que luego no puede dejar de ver.
No me importa si no puede jugar golf conmigo –siempre y cuando él pueda jugar con los hijos que le des y disfrute todas las formas gloriosas y frustrantes en las que se parecen tanto a ti.
No me importa que no persiga el dinero –siempre y cuando él persiga su corazón y siempre lo lleve de vuelta a ti.
No me importa si es fuerte –siempre y cuando él te dé espacio para ejercitar la fuerza que hay en tu corazón.
No me podría importar menos si vota –siempre y cuando se levante cada mañana y te elija un lugar de honor en tu casa y un lugar para venerarte en su corazón.
No me importa el color de su piel –siempre y cuando él pinte el lienzo de sus vidas con pinceladas de paciencia, sacrificio, vulnerabilidad y ternura.
No me importa si fue educado en esta religión o en otra o en ninguna –siempre y cuando haya sido educado para valorar lo sagrado y para saber que cada momento de la vida y cada momento que pase contigo es algo profundamente sagrado.
Al final pequeña, si te topas con un hombre como ese y parece que él y yo no tenemos nada en común, en realidad tendremos en común lo más importante:
Tú.
Porque al final, pequeña, la única cosa que debes hacer para ‘mantenerlo interesado’ es ser tú misma.
Tu hombre eternamente interesado

Papá"

martes, 22 de julio de 2014

Por el mar corren las liebres

Dicen que las mentiras tienen las patas muy cortas y que con la verdad se va a todas partes, pero lo cierto es que todos mentimos. Eso sí, unos más que otros y con diferentes intenciones. Hay quien miente para hacer daño, manipular o aprovecharse de los demás, y hay quien simplemente lo hace para evitar situaciones incómodas, protegerse o quedar bien.

Recuerdo que de pequeña no entendía por qué existían las mentiras. No decir la verdad me resultaba algo absurdo que no encajaba en el código de mi sentido común. Sin embargo, el tiempo me enseñó que no estamos preparados para enfrentarnos a la crueldad de la verdad absoluta, y que todos necesitamos que en alguna ocasión nos “suavicen” una crítica, nos animen con palabras alentadoras aunque nadie esté convencido de que “todo va a salir bien”, u ocultar algo a los demás con el fin de reservar nuestra intimidad.

Pero todo en su justa medida, porque lo peor de las mentiras es que crean adicción. La primera vez que uno miente suele sentir una gran culpabilidad, pero si nadie descubre el invento, comienzas a ver lo fácil y cómodo que puede ser el arte del engaño, y acabas perdiéndole el respeto a la verdad… Como dice el protagonista de Match Point, “aprendes a esconder la conciencia bajo la alfombra y a seguir”. Y ahí surge el problema, cuando aceptamos esa mala conciencia como parte de nosotros. Si la sinceridad no se valora por encima de cualquier otro interés, las relaciones se debilitan y se corroe la confianza. Puede que decir la verdad a veces nos conduzca a una discusión o situación enredosa, pero esa valentía al tomar el camino difícil nos convierte en personas honradas y nos hace merecer la confianza de los demás.


Yo no quiero ser ojos que no ven, corazón que no siente. Y vosotros, ¿preferís saber la verdad aunque duela?

domingo, 6 de julio de 2014

Si tú me dices ven lo dejo todo, pero dime ven

Nunca compro un libro al azar. Si no es por recomendación, me dejo llevar por un buen título y una portada atractiva. Así conocí la obra de Albert Espinosa. Me enganchó el título y me enamoró la contraportada: “Dedicada a todos los que siguen queriendo ser diferentes y luchan contra aquellos que desean que seamos iguales”.

Espinosa utiliza una narrativa ligera y entretenida, con frases para reflexionar y pequeñas lecciones de vida, ¡como a mí me gusta! Sus libros desprenden optimismo, positividad y superación. “Si tú me dices ven lo dejo todo, pero dime ven” habla sobre perderse y encontrarse, sobre las personas que han influido en tu vida, sobre parar y mover el mundo… Es, cuanto menos, ameno y se lee en dos días. Quizá no alcance la categoría de un gran libro, pero tiene algo especial y transmite buenas sensaciones. Desde que lo leí pienso en todas las “perlas y diamantes” (si lo leéis lo entenderéis) que voy encontrando en mi camino, valorando más lo que puedan aportarme en un momento que el tiempo que permanezcan conmigo, porque como dice Espinosa, la intensidad no la marca el tiempo, sino la emoción que reside dentro de uno”.