Organizar una boda es un reto cada vez más exigente. Las
parejas de hoy desean que su evento sea diferente al resto, y buscan los
detalles para que ese día sea único y especial. Pero esa originalidad enseguida
se convierte en nuevas costumbres, pues
cuando una idea marca la diferencia, no tardan en sucederle cientos de réplicas. Así, novedades
como el photocall o el stand de dulces ya son un imprescindible en cualquier
celebración.
Últimamente llama mi atención la moda del regalo solidario, algo
que a priori es una idea fantástica, pero no deja de parecerme, en la mayoría
de los casos, un acto de hipocresía.Y es que el hecho de
que gente que nunca había sentido sensibilidad por ninguna actividad
humanitaria de repente decida hacer una obra de caridad, cuanto menos, levanta
sospechas. La posibilidad de hacer donaciones a ONG no es algo nuevo. Sin
embargo, a muchos no se les había ocurrido hacer uso de su solidaridad
hasta que surge esta nueva tendencia.
Para el que no lo sepa, hay dos tipos de regalos de
solidarios:
El primero consiste en la compra de los obsequios (pulseras,
llaveros…) por parte de los novios a una ONG que destine el dinero a su causa.
Esta opción me parece más acertada.
El otro directamente obvia el habitual detalle que se da a
los invitados como agradecimiento por su asistencia, realizando simplemente un
ingreso económico a la organización. En estos casos la pareja deja una nota a los
asistentes explicando el destino del dinero y todos quedan encantados. Oh, qué
detalle han tenido…
Y eso es lo más curioso, que el dinero que se dona es el que
corresponde al regalo de los invitados. Es decir, te lo quitan a ti, no a
ellos. De momento no he visto a ninguna pareja que reduzca sus gastos nupciales
para poder realizar un donativo, porque privarte de algo para dárselo a otros,
de momento, no se lleva.
Además, es muy importante que todos conozcan la causa por la
que no recibirán regalo, pues una buena obra no sería considerada como tal si
no se dice públicamente. Por eso hacemos estas buenas acciones en los grandes
eventos y no un martes por la tarde desde el salón de casa. El reconocimiento
es esencial para sentirse bien. Las ONG lo saben, y cada vez aumentan más su
oferta para bodas, bautizos, cumpleaños, regalos de empresa…
De algún modo, se están logrando nuevas aportaciones que son
muy necesarias , pero algo falla. Eso no puede ser solidaridad… sino un engaño
del ego que nos ayuda a lavar nuestras hipócritas consciencias. Porque la
verdadera solidaridad es discreta, desinteresada y no necesita ningún aplauso.
Si te gusta la idea no dudes en llevarla a cabo, los regalos
solidarios son una opción bonita y original para aportar nuestro granito de
arena, pero no dejes que sea una moda pasajera ni que las buenas intenciones se
manchen de interés. El mundo necesita más ejercicios de honestidad...