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viernes, 16 de enero de 2015

Belleza para vivir

Sobre las razones para estar en este mundo...

Una mañana llegó a las puertas de la ciudad un mercader árabe y allí se encontró con un pordiosero medio muerto de hambre. Sintió pena por él y le socorrió dándole dos monedas de cobre.


Horas más tarde, los dos hombres volvieron a coincidir cerca del mercado:


- “¿Qué has hecho con las monedas que te he dado?”, preguntó el mercader.


- “Con una de ellas me he comprado pan, para tener de qué vivir; con la otra me he comprado una rosa, para tener por qué vivir…”


domingo, 11 de enero de 2015

Muere lentamente

Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito,
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca.
No arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.
Muere lentamente
quien hace de la televisión su gurú.
Muere lentamente
quien evita una pasión,
quien prefiere el negro sobre blanco
y los puntos sobre las “íes” a un remolino de emociones,
justamente las que rescatan el brillo de los ojos,
sonrisas de los bostezos,
corazones a los tropiezos y sentimientos.
Muere lentamente
quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo,
quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño,
quien no se permite por lo menos una vez en la vida,
huir de los consejos sensatos.
Muere lentamente
quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en si mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente,
quien pasa los días quejándose de su mala suerte
o de la lluvia incesante.
Muere lentamente,
quien abandona un proyecto antes de iniciarlo,
no preguntando de un asunto que desconoce
o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe.
Evitemos la muerte en suaves cuotas,
recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor
que el simple hecho de respirar.
Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos
una espléndida felicidad.

Martha Medeiros

domingo, 4 de enero de 2015

Mientras estés viva, siéntete viva

Siempre ten presente que la piel se arruga,
el pelo se vuelve blanco,
los días se convierten en años...
Pero lo importante no cambia,
tu fuerza y tu convicción no tienen edad,
tu espíritu es el plumero de cualquier telaraña.
Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida.
Detrás de cada logro, hay otro desafío.
Mientras estés viva, siéntete viva.
Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo.
No vivas de fotos amarillas...
Sigue aunque todos esperen que abandones.
No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.
Haz que en vez de lástima, te tengan respeto.
Cuando por los años no puedas correr, trota.
Cuando no puedas trotar, camina.
Cuando no puedas caminar, usa el bastón...
¡Pero nunca te detengas!

Madre Teresa de Calcuta
  

sábado, 3 de enero de 2015

EAT PRAY LOVE


La adaptación cinematográfica de la novela de Elizabeth Gilbert llamó mi atención desde su estreno. Sin embargo, no me atreví a verla hasta hace poco por su mala crítica, que la cataloga de pésima, pastelosa, poco creíble y llena de tópicos.

Hace unas semanas mi hermana me sugirió darle una oportunidad, al vernos reflejadas de alguna manera en aquella mujer que necesita huir de las banalidades de la sociedad para encontrar su verdadera identidad y darle sentido a su existencia. Hice bien. Omitiendo que pocos mortales podríamos permitirnos un año sabático para viajar por Italia, la India y Bali, me pareció una película emotiva, positiva, con mucha luz y belleza.

Lo de "poco creíble" es algo subjetivo. No necesitamos vivir en esos destinos para conocernos; la vida ya es un continuo viaje. Entended la metáfora y no os estanquéis pensando que nunca podréis visitar a un monje budista. El resto no me puede parecer más creíble, ¿o acaso nadie ha sentido miedo e indecisión, desgana en una relación, miedo a vivir una vida en la que no encaja, o necesidad de encontrar el equilibrio?

Por otro lado, se la tacha de mostrar una falsa espiritualidad. Para mi, todo lo contrario. Busca el autoconocimiento y la armonía a través de la meditación sin tocar apenas la religión. La clave está en la búsqueda de uno mismo y no en la búsqueda de un Dios.

Sólo si eres una persona soñadora, inquieta y espiritual te gustará esta historia donde comer, rezar y amar son las claves de la felicidad.

Es importante saber dónde estás en cada momento. Justo aquí está el equilibrio perfecto. El encuentro de cielo y tierra. No demasiado dios, no demasiado egoísta, de otra forma la vida se vuelve una locura. Si pierdes equilibrio, pierdes poder.

domingo, 21 de diciembre de 2014

Reflexión

«Hay quien compra lo que en realidad no desea ni necesita, para impresionar a quien no conoce o no le cae bien, con el dinero que no tiene y debe pedir prestado, acumulando a la larga demasiados "demasiados", que le llevan a hipotecar su vida». 
              La brújula interior, Álex Rovira

domingo, 14 de diciembre de 2014

La canción de tu alma

"No necesito una garantía firmada para saber que la sangre de mis venas es de la tierra y sopla en mi alma como el viento, refresca mi corazón como la lluvia y limpia mi mente como el humo del fuego sagrado".
(Tolba Phanem)

Hace unas semanas asistí a una sesión de coro armónico. Nunca había escuchado nada sobre este tipo de canto ni sabía muy bien a lo que iba, pero la experiencia no me dejó indiferente.

El coro armónico consiste en una especie de meditación sonora de canto grupal. Cuando cantamos en grupo, descubrimos nuestros sonidos primigenios que se fusionan con los sonidos armónicos del grupo, es decir, al unir los sonidos de cada miembro del grupo, se consigue la armonía. Os dejo un vídeo de voz y canto de armónicos para que os hagáis una idea:

   

Sí, a mi también me sonó un poco a secta religiosa en un principio, pero no dejé que me invadieran los prejuicios y me dejé llevar, dejando que salieran diferentes sonidos de mi voz, cada vez más libres. Realizamos un ejercicio en el que una persona permanecía unos minutos tumbada en el suelo mientras los demás cantábamos su nombre. Ese momento estaba dedicado a ti, tu nombre invadía la sala, era tu canción... Este ejercicio se llama "el canto del alma" y tiene una bonita historia...



"Cuando una mujer de cierta tribu de África sabe que está embarazada, se interna en la selva con otras mujeres y juntas rezan y meditan hasta que aparece la canción del niño. Saben que cada alma tiene su propia vibración que expresa su particularidad, unicidad y propósito.
Las mujeres entonan la canción y la cantan en voz alta. Luego retornan a la tribu y se la enseñan a todos los demás.

Cuando nace el niño, la comunidad se junta y le cantan su canción. Luego, cuando el niño comienza su educación, el pueblo se junta y le canta su canción. Cuando se inicia como adulto, la gente se junta nuevamente y canta. Cuando llega el momento de su casamiento, la persona escucha su canción.

Finalmente, cuando el alma va a irse de este mundo, la familia y amigos se acercan a su cama e igual que para su nacimiento, le cantan su canción para acompañarlo en la transición.

En esta tribu de África hay otra ocasión en la cual los pobladores cantan la canción. Si en algún momento durante su vida la persona comete un crimen o un acto social aberrante, se lo llevan al centro del poblado y la gente de la comunidad forma un círculo a su alrededor. Entonces le cantan su canción.

La tribu reconoce que la corrección para las conductas antisociales no es el castigo; es el amor y el recuerdo de su verdadera identidad. Cuando reconocemos nuestra propia canción ya no tenemos deseos ni necesidad de hacer nada que pudiera dañar a otros. Tus amigos conocen tu canción y te la cantan cuando la olvidaste. Aquellos que te aman no pueden ser engañados por los errores que cometes o las oscuras imágenes que muestras a los demás.

Ellos recuerdan tu belleza cuando te sientes feo; tu totalidad cuando estás quebrado; tu inocencia cuando te sientes culpable y tu propósito cuando estás confundido."

Tolba Phanem - mujer, poeta africana


         

domingo, 7 de diciembre de 2014

Las cuatro estaciones




Había una vez un hombre que tenía cuatro hijos. Él quería que aprendieran a no juzgar las cosas tan rápidamente; entonces envió a cada uno por turnos a ver un árbol de peras que estaba a una gran distancia.

El primer hijo fue en invierno, el segundo en primavera, el tercero en verano y el hijo más joven en otoño. Cuando todos ellos habían ido y regresado, el padre los llamó y juntos les pidió que describieran lo que habían visto.

El primer hijo mencionó que el árbol era horrible, doblado y retorcido.
El segundo dijo que no, que estaba cubierto con brotes verdes y lleno de promesas.
El tercer hijo no estuvo de acuerdo, él dijo que estaba cargado de flores, que tenia aroma muy dulce y se veía muy hermoso, era la cosa mas llena de gracia que jamás había visto.
El último de los hijos no estuvo de acuerdo con ninguno de ellos, él dijo que estaba maduro y marchitándose de tanto fruto, lleno de vida y satisfacción.

Entonces el hombre les explicó a sus hijos que todos tenían razón, porque ellos solo habían visto una de las estaciones de la vida del árbol.
Les dijo a todos que no deben de juzgar a un árbol, o a una persona, con solo ver una de sus temporadas, porque la esencia de lo que son, sólo puede ser medida cuando todas las estaciones han pasado.
Si te das por vencido en el invierno, habrás perdido la promesa de la primavera, la belleza del verano y la satisfacción del otoño.

No dejes que el dolor de alguna estación destruya la dicha del resto,
aguanta con valor las dificultades porque luego disfrutarás de los buenos tiempos.